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jueves, 24 de febrero de 2011

Esto también es arte

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Este fin de semana se ha celebrado en Madrid la feria de arte contemporáneo ARCO. Ahora que poco a poco he podido asimilar lo visto, es hora de plasmarlo en letras.

O mejor dicho, ya que una imagen vale más que mil palabras, más de lo que yo pueda decir lo plasmarán mis fotografías, que podréis ver después del salto de página.

A pesar de todo, hay muchas cosas que quedan abiertas al regresar a casa. ARCO, como toda feria, ofrece en docenas de stands, en este caso pertenecientes a las galerías, cientos, tal vez miles, de obras cuya calidad se considera la más alta.

Soy de aquellas personas que ante la duda, prefieren no poner demasiadas obras de arte una junto a otra, porque me da la sensación de que ocurre como con los perfumes, que la sensibilidad se colapsa a veces por exceso de información. Naturalmente que puedo pasar horas y horas viendo una obra tras otra... pero una tras otra. Me perturba enormemente cuando, por más que pretenda ver una sola, cinco obras se encuentran en mi ámbito visual. Puede ser una cuestión meramente subjetiva, pero me plantea la cuestión de cómo vemos el arte en la actualidad. ARCO es una oportunidad maravillosa para acercar cientos de obras a miles de personas, muchas de las cuales difícilmente encontrarán una ocasión semejante en nuestra sociedad de máximo resultado en el mínimo tiempo. No tengo crítica para esa iniciativa maravillosa.

Pero por un momento me he preguntado cómo sería vivir en una sociedad en la que la gente percibiera hasta qué punto el arte hace presente su dimensión humana y una feria de arte, por definición, fuera tan impensable como un mercado de esclavos. Donde la gente no necesitara de un macroevento para llevar a sus niños a ampliar su sensibilidad más allá de los cuadros de los libros de historia, a abrirse a las nuevas creaciones, a la nueva presencia de la mujer, a la experimentación con las nuevas tecnologías. No sé, vivir en un mundo donde a los niños se les educara en lugar de darles formación técnica, (o se les adoctrinara, como les gustaría a algunos), donde en lugar de "profesionales" y "ciudadanos" se formaran seres humanos: es una empresa que ya a Platón le quedó grande... pero qué bonito sería.